
Michael Pakaluk, colega de mi universidad, ha publicado recientemente su traducción de los evangelios de san Marcos y san Juan. Cada una de sus versiones lleva un título que refleja la premisa de fondo. “Mary’s Voice in the Gospel According to John” y “The Memoirs of St. Peter”. Ya en los títulos se refleja la luz bajo la cual Pakaluk lee cada texto: Si Juan recibió a María en su casa, ¿cuántas conversaciones sobre Jesús no tendrían y cómo no iban a reflejarse esas conversaciones en el Evangelio? Y de san Marcos se dice que es el Evangelio en el que la sensación de inmediatez, de la cercanía con los eventos, es más evidente. Algún estudioso de los Evangelios ha dicho que es “esencialmente, una transcripción de lo vivido”. Pero como Marcos no fue uno de los discípulos como para tener la autoridad de escribir con la viveza de un testigo ocular, la tradición de la Iglesia (atestiguada desde Papías de Hierápolis, un discípulo de Juan) ha considerado que el Evangelio de Marcos encierra la narrativa de Pedro. Son “las memorias de San Pedro”, decía san Justino.
Las versiones de Pakaluk vienen acompañadas de comentarios breves, que ayudan a ver el texto con ojos nuevos, como si lo leyéramos por primera vez. A mí me han parecido fascinantes. No son comentarios teológicos ni filológicos. En su mayoría son descriptivos o dan una clave de lectura que sirve para prestar más atención a los gestos y las palabras. No hay un texto como el Evangelio que guarde tantas riquezas, pero es probable que ningún otro texto corra el mismo riesgo de que lo demos todo por sabido. Para mí el mayor regalo de los comentarios de Pakaluk ha sido el ejercicio de lectura lenta, los muchos pequeños detalles que me ha ayudado a ver. Un ejemplo entre muchos: Cuando Jesús dice “Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos?”, Pakaluk nota que al preguntar dos veces, Jesús está sugiriendo que el Reino de Dios es demasiado grande para poder compararlo con nada. Hasta aquí, nada sorprendente. Pero luego añade que Jesús está creando la tensión para la sorpresa que vendrá ante su paradójica respuesta, que refleja el buen humor de Jesús y le habrá sacado a algunos una sonrisa: “¡Es como un grano de mostaza!”
Aquí vengo, sin embargo, a hablar de otra escena, quizá la mayor sorpresa que Pakaluk me ha descubierto. Es el momento previo a la bien conocida multiplicación de los panes y de los peces:
Él les dijo: “¿Cuántos panes tenéis? Id a verlo.” Y después de averiguarlo dijeron: “Cinco, y dos peces.” Entonces les mandó que acomodaran a todos por grupos sobre la hierba verde. Y se sentaron en grupos de ciento y de cincuenta.”
Ahora miremos la traducción de Pakaluk:
He says to them, “How many loaves do you have? Go find that out.” They make a determination and say, “Five. And two fish as well.” So the told them to have everyone sit down and form as it were dinner parties, side by side, on the green grass. And they sat down in groups of a hundred and groups of fifty, looking like flower beds, set side to side.”
Wait—Looking like flower beds?! Pues sí, es lo que dice el griego, aunque ni en español ni en inglés se traduzca así:
ὁ δὲ λέγει αὐτοῖς· πόσους ἄρτους ἔχετε; ὑπάγετε καὶ ἴδετε. καὶ γνόντες λέγουσι· πέντε, καὶ δύο ἰχθύας. καὶ ἐπέταξεν αὐτοῖς ἀνακλῖναι πάντας συμπόσια συμπόσια ἐπὶ τῷ χλωρῷ χόρτῳ. καὶ ἀνέπεσον πρασιαὶ πρασιαὶ ἀνὰ ἑκατὸν καὶ ἀνὰ πεντήκοντα.
Volvamos al español:
Él les dijo: “¿Cuántos panes tenéis? Id a verlo.” Y después de averiguarlos dijeron: “Cinco, y dos peces.” Entonces les mandó que acomodaran a todos por grupos [como en un festejo] (συμπόσια συμπόσια) sobre la hierba verde (ἐπὶ τῷ χλωρῷ χόρτῳ). Y se sentaron en grupos [como flores en un jardín] (πρασιαὶ πρασιαὶ) de ciento y de cincuenta.”
Pakaluk explica que estas dos expresiones “συμπόσια συμπόσια” y “πρασιαὶ πρασιαὶ” sólo ocurren aquí en la literatura griega. He ido a buscar al LSJ y, efectivamente, si buscamos τὸ συμποσίον (“simposio”), aparece que “συμπόσια συμπόσια” significa “en grupos”, con san Marcos como único ejemplo. En el Thayer’s Greek-English Lexicon of the New Testament, Thayer dice que es un hebraismo para lo que en griego sería “κατά συμπόσια”, “in parties”. Lo mismo para ἡ πρασιας, que por sí solo significa “a bed in a garden”, pero la expresión “πρασιαὶ πρασιαί” aparece como “en grupos”, también con san Marcos como único ejemplo. Pero ¿por qué no tomarlo literalmente, como lo refleja Pakaluk en su traducción?
Jesús ordena a sus discípulos a que recostaran (ἀνακλῖναι) a los presentes en grupos, como en una cena o una fiesta (un simposio). (Como sabemos, la costumbre era comer reclinados sobre el brazo izquierdo, con la mano derecha libre para comer. Aquí una ilustración de cómo estarían reclinados los apóstoles en la última cena. Algo así se replicaría también en el campo). Marcos, además, añade el detalle de la hierba verde, y así indica la época del año, la primavera, cuando la sequedad de los paisajes de Palestina daría paso a un verdor pasajero en los campos. Con este delicado apunte de Marcos es fácil imaginarse que la organización de los grupos tuviera como resultado la apariencia de pequeños jardines en el floreciente campo. “Πρασιαὶ πρασιαί”, “jardines, jardines” o “garden beds, garden beds”. He estado un rato buscando la traducción precisa de “garden bed”: ¿Parterre? ¿Arriate? Después de muchas vueltas, encuentro la quinta definición de “cuadro”: “En los jardines, parte de tierra labrada regularmente en cuadro y adornada con varias labores de flores y hierbas.” Eso es lo que expresa Marcos, lo que vería Pedro. Es una imagen inolvidable: el contraste de los distintos colores de las ropas sobre la hierba verde, como pequeños jardines bien cultivados. ἡ πρασιας, como “garden bed” y “cuadro” expresan un cierto orden, como esas fotos de tulipanes plantados en hileras, donde se reconoce la mano de un jardinero. Es emocionante que Pedro lo hubiera visto así, y así lo hubiera recordado. Jesús dijo que considerásemos el esplendor de los lirios del campos—más vale que rescatemos estos.